Mensaje de Adviento y Natividad 2024.
Damos la bienvenida al Adviento y con él a un nuevo año litúrgico, un tiempo de gracia que nos invita a reflexionar sobre el camino recorrido, reconocer nuestras fragilidades y agradecer las bendiciones recibidas. Este tiempo de espera nos prepara interior y comunitariamente para recibir con fe renovada el mensaje liberador del Evangelio. La Navidad que nos recuerda la humilde venida de Cristo como anticipo del misterio de la Cruz: un Dios que se revela en lo débil, lo humilde y lo sufriente que habita cotidiano entre nosotros y nosotras.
Desde esta perspectiva, el pesebre representa el misterio de un Dios que elige hacerse pequeño y vulnerable, naciendo en condiciones humildes y marginales. Al contemplar la escena del pesebre, reconocemos la paradoja de un Dios que se revela en lo débil y lo despreciado por el mundo, invitando a una reflexión sobre el valor de cada ser humano, independientemente de su condición social o económica. Este misterio nos desafía a ver en los más vulnerables —los pobres, los marginados, los excluidos— un reflejo de Cristo mismo.
Y si pusiéramos la óptica en los derechos humanos, el pesebre nos llama a defender la dignidad de todas las personas y a comprometernos activamente con aquellos que sufren injusticia y exclusión. La encarnación de Cristo en un contexto de pobreza extrema no solo evidencia la solidaridad divina con los más vulnerables, sino que también interpela a la iglesia a ser una voz profética en defensa de los derechos de los sectores más desfavorecidos.
Así también, en medio de estas verdades por momentos olvidadas, la Congregación San Lucas el próximo 3 de enero cumple 65 años de presencia en Grand Bourg. Es un desafío para nosotros y nosotras que el compromiso cristiano no se quede en una mera contemplación, sino que nos continúe llevando a la acción concreta.
Una comunidad inspirada por el pesebre, como iglesia y comunión luterana, siempre atenta al llamado de acompañar a quienes son oprimidos, a trabajar por la justicia y la paz, a vivir una fe que transforme la realidad en favor de la equidad, demostrando que el amor de Dios se manifiesta misericordioso, de forma plena y tangible, en la búsqueda de una sociedad más justa y humana. En esta esperanza activa, preparamos nuestros corazones para caminar con mayor confianza hacia un futuro de gracia y paz, guiados por el amor redentor de Dios.
Pr. Hernán Dalbes
CONGREGACIÓN SAN LUCAS | IELU